Alice in der land

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jueves, 17 de mayo de 2007

The Return to Oz (Delirium and Silence II)

Tal vez rememorando ese instante, perdió la noción del tiempo y a otra cosa.
El tiempo era una noción, un recuerdo que tuvo otro.
La fatiga de que no pase. ¿Y si pasaba? Pase, al otro mundo.

Hubiera sido un infierno, porque ella no sentía frío al no llegar tarde.
Ella solo sentía. Sus pensamientos, al borde de la respiración. Sus pensamientos más rápido que esa respiración que sabe se da cada tantos segundos y, en un segundo, ya no se daba nada porque tampoco sentía su cuerpo.

El sol se había congelado para siempre. No pasaba. Ahora volvía ahí. Ahora no, no hubiera habido ahora cuando no hubiese tiempo. Ahora volvía a dónde podría haber sido Oz, pero todo estaba congelado. La gente se había convertido en estatuas.
Si tan solo un extraño cantara la canción de los sueños de otro. Y, quién sabe, la hubiera cantado, cuando sí había tiempos, en otros mundos de Oz.

La que poseyó todo no fue una bruja. No. La bruja fue el tiempo, el tiempo que tomó a la percepción y la masacró. El caos de la creación.
Supongamos que por un insante, supongamos que por ese tiempo, no hubiera habido tiempo. Supongamos que por un insante nos hubieramos detenido. Allí, al borde de la creación.
En ese insante en paralelo, porque, todavía seguía Oz, en el consciente colectivo.
Pero ella se había disociado. Ahora su mundo comprendía ese mundo. El reloj no era un reloj sinó el asesino del espacio-tiempo. El reloj tomaba formas, vidas, figuraciones. Se iba de sí.

Ahora no había ahoras. Ahora era tan solo una palabra en la amenesia del tiempo.

Había caminado quién sabe cuantas leguas, porque es así, sin tiempo los zapatos solo se rompen con el paso de algo, no se sabe muy bien qué, se cree que el paso de un mundo al otro, que se da en un punto en el que hay una nada, un punto en el que se anula todo menos la conciencia. Somos concientes cuando hay un trayecto, dos puntos de una línea, pero ahora no lo había.
¿Tampoco habría conciencia? Quién sabe, la conciencia elude al tiempo, es más bien un back al punto 0.

La gente no tenía relojes porque la gente dejaba de ser gente. Ahora eran estatuas en un mundo en simultáneo, en el que pasaba todo a sus ojos en los que no pasaba nada, porque los maniquíes se movian, las siluetas aparecían y desaparecían en esa nulidad profunda, detrás de su respiración que ya no sentía, porque en Oz no se siente una viva. Una es un Ser. Una es. Una no está. Solo es.

Ser, atemporal.

Entonces se dió cuenta. Habían masacrado a Oz. Estaba disociada de Oz. Estaba lejos de allí. Había llegado en donde antes de Oz. Había llegado al punto de la existencia, ahí en donde debería de comenzar todo a crearse, a alinearse y tomar forma, pero ¿cómo comenzar sin un comienzo?

Porque no había tampoco preguntas.

Se encontró con ese lugar. Sintió que allí había gente que sí había estado en Oz. Espiritus desaparecidos, que jamás habían vuelto.

Pero fue así como entonces, ella creyó que volvía, entre gritos desgarrados de desesperación, inyecciones y llanto frustrado de no seguir hacia delante cuando ya no había trayectos.

Creyó que volvía hasta que le dijeron que habían pasado tan solo quince días.

Sintió que esta vez sí, volvía a antes que Oz, porque no, no había percepción del tiempo, quince días habían sido un infinito y su cuerpo, fatigado, reclamaba voluptuoso la vuelta del reloj que deshizo, buscando las horas.

Ahora, es demasiado tarde para convencerla de que ese mundo es un delirio.

1 comentario:

Clematis dijo...

Nath!

Este es el blog que mas me gusta, me agrada eso de un blog para cada personalidad :P

Te falta el lado naif :P

Che, mas respeto, que no me "drogo" desde el verano.Al menos decidi no gastar mas plata en "DROGAS" :O



Pero ahora con este frio choto solo tomo té y sopa, porque tambien dejé el café vistes.

Bueno eso.
Espero que estes bien.
Un abrazo.