Alice in der land

Alice in der land

miércoles, 22 de agosto de 2007

Continum

(El pecado es una canción mal acabada y puedes caminar recto por la sinfonía sinuosa y aún así perderte en una puerta que abrirá nuevamente al comienzo. A eso le llaman infierno.)

No importa no saber exactamente qué hago en esta carretera y por qué no se ve más que un continum de árido suelo entremezclado con olor a anís añejado.
Escucho una melodía. “Exit music (for a film)” y tampoco quién me dirá que esto no es más que un film, una árida carretera y el vacío a mis lados, y el silencio traspasándome enojado, anger, yes, that’s anger, that feeling, that sin, the sin is a song but the song is hell.
¿Si se hubiera esfumado el mundo entero en mi mundo? Entonces solo quedaría caminar, sentimiento de levitar suavemente por hilos invisibles que sostienen mi cuerpo de aire y cruzar todo ese trayecto en pleno silencio del sonido que grita miles de voces mudas que cruzan junto con mi cuerpo, pero no, porque solo permanezco de pie observando y preguntándome cómo es que he venido a parar aquí.

Algo da el impulso. No sorprenderme: regla inamovible. Repentinamente sigo derecho, la recta del camino sinuoso que entonces no es recta, pero entonces qué importa. Tanto polvo perecedero y tan poco para ver si acá no hay ojos, si acá no hay espejos entonces acá no estoy. Y lo declaro, acá no estoy ¿cómo sé que estoy? Mintieron cuando me dejaron despertar aquí porque me quedé dormida y quizás el alcohol o quizás esto se llame “sueño lúcido” perdiendo nuevamente todo control menos la conciencia y es estar despierto y dormido en una misma imagen y es congelar el tiempo y romper la recta-sinuosa.

Por eso. Algo da el impulso. Me paro y empiezo a caminar y diviso un punto lejano y obscuro. Estornudo. El polvo comienza a derretirme, empiezo a exhalar polvo y de polvo venimos y a polvo vamos y ¿de dónde sale el polvo del mundo? Ahora no importa porque la toco, toco eso, eso, puerta, roble, de nuevo (porque yo sé, esto es un nuevamente de hace un rato).

Solo queda abrir. Abrir y retroceder nuevamente el tiempo al tiempo de cuando no recuerdo cómo ni dónde, o querer retroceder en ese tiempo entonces nada, no hay nada, no me puedo mover hacia atrás, sólo puedo avanzar para retroceder y entonces la angustia y entonces algo así como el día o cómo he llegado hasta aquí ¿alguien me explica?

Pero no hay voces.

Quizás solo mi retrato y una vela roja (me gusta el rojo) y un poco de raso italiano y un bello forro de terciopelo negro y los sollozos incesantes porque no, no llores, no hay que llorar.

Pero los funerales son así, qué le vas a hacer, algunas palabras más y otras que no se han de decir, de ahora a nunca jamás, para no profanar y no jurar por aquello que no existe (porque no creer es no creer o creer quizás en esto hasta que se muere y entonces qué carajo: qué demonios: se irá al infierno o solo existe el infierno.)

Aquí dónde el sueño nunca acabó.